Pichicera de emociones.
Testimonios, relatos, textos, mitos, leyendas, cuentos,
anécdotas, libros, películas, documentales. Detrás de todo había personas,
gente como vos, como yo. Hombres de mi edad dispuestos a darlo todo hasta el
último aliento, todo sea por defender a la madre patria. Pero, ¿A ellos quién
los defendía? ¿Quién los consolaba? ¿Quién les decía que todo iba a estar bien?
Siempre me pregunté cómo sería estar en una guerra sabiendo
que en cualquier momento podes morir, por eso elegí leer este libro. Por este motivo elegí leer este libro por el cual quiero viajar hasta esa época, hasta ese momento, ser uno de
ellos, saber sus pensamientos, sus fantasías, sus miedos. Por un momento,
quiero ser Malvinas.
Domingo 12 de octubre.
17:30hs, Comienzo de lectura.
Esto recién empieza. Es llevadero, ellos recién se acostumbran, bah, se acomodan.
El miedo empieza a hacerse presente; miedo de morir, de ser herido, de no saber lo que viene, de no saber si se va a salir, miedo de quedar solo, de ser olvidado, de no importarle a nadie, de ser alguien a ser uno más del montón, de ser un objetivo, de ser un número.
Página 72, y sigo sin saber qué escribir. En verdad, si sé qué, pero no sé cómo. Podría escribir la vida misma, ya que cada momento me transmite algo, se relaciona en algo conmigo, o quizás no y es sólo que estoy muy enganchada que no puedo parar para escribir.
Martes 14 de octubre.
Página 77.
Las explosiones a lo lejos se intentan disimular comiendo, tomando vino, charlando. No se puede pensar todo el tiempo en algo que nos hace mal, no se puede vivir siempre mal.
" ¿Cuántos muertos?- Preguntó alguien desde lo oscuro.
-Cien- Apostó uno.
-Mil- Exageró otro.
-Dos mil- Duplicó el primero.
-Trescientos- Corrigieron.
-Trescientos cincuenta y seis- Cantó una voz en cordobés.
-¡Buen número!- La voz del turco había opinado.
-¿Cuántos somos aquí?- Quería calcular Pipo.
-Dicen que diez mil.
-Diez mil... ¡No pueden matarnos a todos!
-No, a todos no, ¡A la mayoría!- Dijo Rubione.
-Videla dicen que mató a quince mil- Dijo uno, el puntano."
Uno pasa a ser un número, una apuesta, un pedazo de algo, sólo un cuerpo. Yo creo que uno nunca muere, sólo nos despojamos del cuerpo que nos tocó un rato y después, volvemos a renacer en otro. Porque va más allá de todo, el alma viaja, se asienta, renace, se desarrolla y cuando se aburre, el destino se encarga de ayudarla a viajar de nuevo...Son todas boludeces. Leer a la noche me pone melancólica, vacía, pero me hace pensar mucho sobre todo y me da esperanza. Tener esperanza que después de mañana va a seguir habiendo un mañana, quizás un mañana diferente en un lugar diferente con personas diferentes, pero, al fin y al cabo, un mañana.
Página 97.
"Es notable- dijo García-, Los tipos mueren, pero los relojes siguen andando..."
Ya casi 4 meses pasaron y es inevitable pensar en tantas cosas. El mundo no para por nadie ni por nada, y eso es lo que más me angustia. No todo sigue igual, pero los aspectos cotidianos de los cuales estamos hechos sí lo hacen; las calles siguen siendo las mismas, los carteles siguen siendo iguales, la televisión sigue pasando las mismas películas, las fiestas de egresados siguen pasando, la gente sigue pasando. Es inevitable tomarme el 151 a las 18hs y pensar "ahora se va a subir y vamos a hablar 10 minutos de cualquier cosa que nos haga reír hasta que yo me baje en el poli para ir a Inglés". Pero la triste realidad es que me tomo el maldito 151, y la gente sube, y vos no subís, y el colectivo sigue pasando a la misma hora.
Domingo 19 de octubre.
Página 107.
"El pichi guarda, agranda, aguanta"
Aguantar un momento, una etapa, un ciclo.
Aguantar un sentimiento, un malhumor, una emoción.
Aguantar a alguien o a muchos.
Aguantar por aguantar, para no caer, para permanecer, para seguir adelante, para que los demás, junto con nosotros, sigan.
Aguantar para llegar a ser.
Página 121.
A veces, creer en algo nos mantiene en pie. Nos da seguridad, nos da esperanza de que en un determinado caso que alguien no nos pueda ayudar, va a existir algo que si lo haga. Dicen que somos nosotros mismos los que nos podemos salvar. No siempre es tan fácil, no siempre se puede.
Página 150.
Hasta no hace muchos años, tenía a la guerra de Las Malvinas como algo lejano. Sabía que había sido una guerra y que había muerto muchos hombres jóvenes, pero no sabía todo lo que había detrás de la guerra.
Pleno enero, 35 grados, 40 de sensación térmica. Estaba adentro de un taxi con mi abuela volviendo del dentista. El tachero escuchaba la radio de Baby Etchecopar cuando empezó a contar que su hermano había sido soldado de Malvinas y dijo la siguiente oración que nunca más pude sacarme de la cabeza, y la que hizo una especie de introducción en mi cabeza de lo que en realidad había sido Malvinas: "Mi hermano volvió todo cagado, con la ropa podrida y cuando lo vi y lo abracé, abracé a un cuerpo, no a mi hermano". Los tres nos quedamos en silencio, ninguno dijo ni una sola palabra, todos largamos una fuerte respiración y seguimos unos minutos más en silencio. Supongo que fue porque les recordó algo que les dolía escuchar, algo que vivieron, algo que sufrieron. Por otra parte, hizo que empezara a buscar más sobre el tema.
Jueves 23 de octubre.
Página 166.
No me puedo imaginar cómo es estar en una situación de guerra. Por suerte, nunca lo viví y espero no vivirlo. No importa cómo sea cada uno, en algo coincidimos todos, como ellos lo hacían; en tener miedo. Este nos atrapa y nos impide hacer cosas, nos adormece, no nos permite ver la realidad, se apodera de nosotros impidiéndonos continuar.
Página 186.
Cuando no podemos dormir, contamos ovejas. Este animal inocente nos da seguridad, nos permite tranquilizarnos, caer en sueño. Ellos fueron muchas veces como aquellas ovejas; seres inocentes que estuvieron en un momento equivocado, tratando de pasar el tiempo lo mejor que se podía para que en un segundo "plac", explotaran.
Página 201.
¡Qué bronca! No puede ser que tuviesen tan poca humanidad en sus sangres. Les daba gracia ver sufrir a gente, se burlaban de ellos, los engañaban, jugaban con su situación para salir victoriosos sin importar que. No siempre lo importante es ganar, a veces, lo importante es aprender de las cosas, ponerse en el lugar del otro, ayudarlo, sin importar raza, religión, país, etc.
No todos tienen el mismo punto que yo, no todos comprenden, no todo es tan fácil.
Martes 11 de noviembre.
Se avecina el final. Me gustaría poder ayudarlos o saber que van a volver a ser felices y que cada uno de ellos va a poder hacer lo que quiera a pesar de todo lo vivido.
Viernes 14 de noviembre.
Último capítulo, 20:33hs.
"¿Por qué?" me pregunto mientras lloro, "¿Por qué?" se habrán preguntado miles de veces ellos. No tengo palabras, no sé qué escribir. Ya sabía cómo iba a terminar la guerra. Sin embargo, uno a veces lee sabiendo lo que va a pasar y pretende que mágicamente las cosas cambien y que no haya ocurrido nada de esto.
Creo que "Los Pichiciegos" es uno de mis libros favoritos. Sin duda alguna me dejó más que satisfecha, y, a pesar de que lo que se trata es algo triste, en cierto sentido me hizo feliz haber leído el libro y conocer a aquellos personajes que eran ficciosos, pero que pasaron lo mismo que aquellos que lo vivieron. Durante el libro, fui uno de ellos, a la distancia, en diferentes lugares pero fui uno de ellos. Compartí emociones que ni yo creía que tenía.
Volvería a leerlo una vez más, a ver si me sucede lo mismo.
Los Pichiciegos fue más allá que la historia que nos enseñan a diario. Y sí, lo recomendaría a todos aquellos que estén dispuestos a viajar a un momento significativo de la historia Argentina.
No hay comentarios:
Publicar un comentario