jueves, 20 de noviembre de 2014

Diario de lectura de dos veces junio- Santiago Flores

NUNCA MAS

Antes de elegir este libro, estaba entre dos opciones: Este o “Una Muchacha muy Bella”. Me decidí por este porque en la contratapa se habla del Mundial, y me gustaría ver como se usaba el fútbol para ocultar las cosas que pasaban en esa época.


Primera lectura: 8/11/14. Página 5 a 23
El prólogo nombra dos eventos trágicos que sucedieron en el mes de Junio, lo primero que se me viene a la mente es otra “tragedia” que pasó en Junio hace un par de años, que ni quiero recordar.

Primer capítulo: “Cuatrocientos noventa y siete”
Lo primero que me llamó la atención fue una falta de ortografía en el primer párrafo (decía “empesar” en vez de “empezar”), escrita en un cuaderno. Inmediatamente salta a otra historia, aparentemente en otro momento y lugar, ahora hay más de un personaje, escuchan la radio esperando los resultados de un sorteo, por lo que entiendo, del servicio militar.
La narración vuelve a saltar a la historia del comienzo, el narrador corrige la falta de ortografía en el cuaderno y me siento algo identificado cuando expresa “Pocas cosas me contrarian tanto como las faltas de ortografía”.
La radio anuncia un número de orden: el 640, el número del protagonista, al que le corresponde el número 497 que era el nombre del capítulo.
Aparecen los primeros nombres de personajes: El sargento Torres y el cabo Leiva, que probablemente haya sido el que escribió en el cuaderno.
El texto alterna ambas historias hasta que se pasa a una historia diferente: la protagonista era una mujer, que aparentemente estaba por dar a luz por primera vez.
Ahora el relato alterna las tres historias. El padre aconseja al protagonista y le cuenta una anécdota de cuando él estaba en el servicio militar. El protagonista piensa en borrar la corrección, pero decide no hacerlo. La mujer está a punto de dar a luz, la frase “De haber tenido un reloj, no habría podido mirarlo” confirma mis sospechas de que es está secuestrada, es una desaparecida.
La mujer da a luz a su bebé, pero le dicen que éste murió, aunque lo más probable es que se lo lleven para que sea criado por otra familia.
Se nombra a un nuevo personaje: El doctor Mesiano.
Obligan a la mujer a limpiar lo que ensució el tener al bebé, “La placenta metela nomás en el balde”, le dice uno de los militares. Casi escupo lo que estaba merendando. Esta historia es desagradable, es impactante la imagen, y más aún sabiendo que cosas como esta realmente pasaron en nuestro país.

Segundo capítulo: “Ciento veintiocho”.
El sargento Torres lee lo anotado en el cuaderno y consulta su opinión al protagonista, a lo que éste responde “A partir del momento en que la Patria lo requiera”, y me pregunto: ¿Qué Patria requiere la tortura de un niño?
Se nombra al hijo del doctor Mesiano, que aparentemente admiraba al protagonista por ser un soldado argentino.
El sargento Torres opina que se puede empezar torturar a los niños a partir de la edad en la que sepan hablar, ya que antes no serviría para nada. Menos mal que por lo menos tienen algún límite.
Ahora la historia vuelve a la mujer. Un doctor, el doctor Padilla, aconseja a los soldados que nadie “haga uso” de la mujer, “haga uso”, como si fuera un objeto.
El doctor Padilla seguía aconsejando a los soldados sobre como debían proceder con las interrogaciones sin provocar la muerte de la mujer, siempre y cuándo este no sea el objetivo.
El sargento Torres continúa reflexionando sobre la tortura de niños e intenta justificarlas alegando que los niños también participan en las guerras.
El protagonista comienza a trabajar como chofer del doctor Mesiano, anteriormente, él manejaba un Fiat 128, 128 es el título del capítulo, aunque no logro entender por qué. De a poco, el protagonista se va ganando el respeto y cariño del doctor, y viceversa.


Segunda lectura: 10/11/14. Página 23 a 38
Tercer capítulo: “Ciento dieciocho”.
Se continúan alternando las 3 historias. El sargento Torres increpa al cabo Leiva por lo poco claro que estaba su mensaje en el cuaderno, éste reconoció su error e informó que el mensaje lo había dejado el doctor Padilla, que dijo que el bebé de la mujer había nacido sano y los de la lista de espera estaban al acecho. La mujer sigue sufriendo, un hombre la tortura y le hace creer que van a matar a su hijo. El protagonista describe su rutina diaria como chofer del doctor Mesiano.
Se nombra a J.J. López, lo que me vuelve a llevar a esa otra “tragedia” sucedida en Junio hace unos años.
No encontré nada que explique el por qué del título, lo más cercano que vi fue en el segundo párrafo, “Ella se puso a contar los segundos que pasaban. No llegó a ciento veinte”, pero no me convence.

Cuarto capítulo: “Mil novecientos setenta y ocho”
Seguramente el título hace referencia al año en el que transcurre todo, el año del Mundial de Argentina. En el capítulo anterior ya se había hablado de un partido que se jugaría esa noche.
El protagonista sale en busca del doctor Mesiano para que pueda responder a la pregunta urgente del doctor Padilla, pero no aparece por ningún lado.
Se repite varias veces la formación de la selección Argentina para el partido de ese día, siempre con especial atención a distintos detalles sobre los jugadores.
Un conscripto llamado Lugo, le avisa al protagonista que alguien le obsequió a Mesiano dos entradas para el partido y había ido a buscarlas en el auto del coronel Maidana.
Torres y Leiva le sentían recelo al protagonista por lo lejos que había llegado siendo un simple conscripto, y muestran cierta felicidad al ver que Mesiano no aparece y se les presenta la oportunidad de deshacerse de él.
Vuelve a aparecer la mujer. Es increíble lo mucho que resiste a las torturas. Ahora parece que se cansaron de que no responda a sus preguntas y la van a fusilar, ella sigue sin dar nombres, escucha el ruido del gatillo pero no el disparo. Era un simulacro, ahora debe seguir viviendo con esas torturas, pero se mantiene fuerte, no habla.


Tercera lectura: 12/11/14. Página 38 a 52
Quinto capítulo: “Ochenta mil”
El protagonista recorre las afueras del estadio buscando al doctor Mesiano, porque sabe que si éste no responde lo antes posible la pregunta del doctor Padilla, él también puede pagar las consecuencias.
Mencionan la capacidad del estadio luego de las reformas: 80.000 espectadores, ochenta mil, el nombre del capítulo.
La descripción de las afueras del estadio, los accesos al mismo, el Tiro Federal, la movilización de las miles de personas que quieren ingresar, me recuerdan que hoy hay partido y en un par de horas voy a recorrer esas mismas calles y observar la misma situación.
La mujer esperaba que Argentina ganara, ya que quién sabe lo que podrían hacerle si perdía. Durante el partido, le llevaron a su bebé, para que éste no moleste. También prepararon una sopa medianamente mejor que la que le daban normalmente, sólo para no cortar la cábala de partidos anteriores, no porque en el fondo tuvieran un poco de humanidad.
El protagonista llega tarde al estadio, por lo que decide esperar afuera y buscar al doctor cuando terminara el partido. Encuentra un anillo de un tal Raúl, pero lo entierra en un arenero, para que nadie lo pueda encontrar, algo así como lo que hacían con los desaparecidos.

Sexto capítulo: “Veinticinco millones”
El protagonista entra a un bar. Más tarde cuando sale, la dueña se niega a cobrarle, lo que me hace pensar en el miedo disfrazado de respeto que algunos parecían tenerle a los militares.
En este capítulo, la historia es interrumpida varias veces para describir tácticas de fútbol.
Aparece una chica de alrededor de 15 años, corriendo, huyendo de algo que no se ve, tropezándose y volviendo a levantarse, hasta que “desaparece” en un pasaje abandonado. El protagonista pasa por un descampado y escucha chillidos de ratas que se parecen mucho a gemidos de personas, y luego un golpe seco, que relaciona con un gato golpeando un escombro contra la pared al intentar atrapar a una rata. Se esfuerza mucho en dejar en claro que ese sonido era efectivamente un gato y no otra cosa. No aclares que oscurece.


Cuarta lectura: 15/11/14. Página 52 a 110
Séptimo capítulo: “Cero uno”
Obviamente el título se refiere al resultado del partido, el cual Argentina perdió con Italia por 1-0.
Se muestra a la gente volviendo del estadio, cabizbaja y sin poder entender cómo podía haber pasado lo que pasó.
Podrá sonar estúpido, pero le tomo algo de resentimiento al doctor Mesiano cuando da a entender que Gatti era mejor que Fillol, pero no es importante.

Octavo capítulo: “202”
Al comienzo nombra un incidente con una esfera y cómo fue alterada la información par no dañar la imagen del país, lo que demuestra cómo se hacían las cosas en esa época.
El protagonista insiste al doctor Mesiano sobre la urgencia del asunto y la necesidad de una pronta respuesta a la pregunta del doctor Padilla, pero éste no le da importancia.
Se describen habitaciones de un hotel. Más adelante se da a entender que es un albergue transitorio al que el doctor Mesiano llevó a su hijo y al protagonista. La habitación del protagonista es la 202, nombre el capítulo.

Noveno capítulo: “5”
El protagonista está en la habitación con una prostituta. Él la ató a la cama y le pidió que sintiera disgusto y horror, y esto me recuerda a la mujer que había dado a luz y las violaciones que sufrió.
Por otro lado, también se relata la historia de una joven que es violada por 5 (Probablemente la razón del nombre del capítulo) a los que había pedido ayuda en la ruta.

Décimo capítulo: “S/N”
El nombre se debe al acceso principal a un edificio en Quilmes, el cual no tenía número.
“Hay que pensar que el prisionero ya es un muerto” dice Mesiano, lo que demuestra la forma de pensar que tenía esa gente y la total falta de consideración que se tenía por la vida humana. También insulta a las mujeres que quedan embarazadas para que los militares no puedan tocarlas. Si le había tomado desprecio con lo de Fillol, imaginate ahora.
En el edificio de Quilmes aparece el doctor Padilla, seguramente ahí es donde está la mujer.

Decimoprimer capítulo: “Dos trescientos”
El doctor Mesiano se enoja con Padilla por su ignorancia. Éste parece nervioso e insiste en que el conscripto (el protagonista) se vaya y los deje solos.
Padilla parece mostrar cierta preocupación por la salud de la mujer, pero lo esconde rápidamente. Ante la presión de Mesiano, calcula un peso aproximado del bebé: 2 kilos trescientos, lo que para Mesiano es muy poco.

Decimosegundo capítulo: “Cuarenta y ocho”
El soldado queda solo mientras los doctores siguen discutiendo en otro piso. Sin saberlo, se apoya en una puerta y una mujer lo toca por debajo de la puerta. Ella le dice que él no es uno de ellos y le pide que llame a un abogado para decirle donde está. Empieza a contarle con todos los detalles todo lo que le hicieron desde que la secuestraron y el soldado sólo la insulta y le dice que se calle, probablemente porque él nunca torturó a un desaparecido y siente que, si escucha lo que le cuenta la mujer y no hace nada, es como si la torturara el mismo, pero tiene miedo de actuar en contra de sus superiores y ser descubierto.
La mujer le pasa el número de un abogado al protagonista, un número que empezaba con 48.

Decimotercer capítulo: “Trescientos noventa y ocho”
Padilla y Mesiano discuten. El primero dice que “Primero está la lista”, a lo que Mesiano responde: “Primero está mi hermana”. Recuerdo que hace un par de capítulos, Mesiano había dicho que su hermana no podía tener hijos, por lo que interpreto que están discutiendo sobre quién va a recibir al hijo de la mujer detenida.
El doctor Mesiano entra por su cuenta a una escuela y le dice al protagonista que de un par de vueltas. Luego vuelve al edificio de Quilmes y también entra solo, para salir cargando algo que el soldado desconoce.


Quinta lectura: 18/11/14. Página 110 a 137
Epílogo: “Treinta del seis”

Decimocuarto capítulo: “Uno dos”
“Ahora si ha jugado Maradona”, es la primer frase de este capítulo. Si juega Maradona quiere decir que ya no es 1978, por lo tanto, si es otro Mundial, debe ser 1982.
En el diario sale una noticia sobre un cadáver encontrado sin cabeza y con los dedos quemados con ácido, para hacerlo imposible de reconocer. En el diario también aparece una lista de caídos en combate, seguramente en Malvinas, en la que aparece Sergio Mesiano.
El nombre del capítulo hace referencia otra vez al resultado del partido.

Decimoquinto capítulo: “Ciento treinta y tres”
El protagonista ahora tiene un Fiat 133. Está dudando si visitar o no al doctor Mesiano tras la muerte de su hijo. Se habla de confusiones en las listas de caídos en combate y prisioneros.

Decimosexto capítulo: “Mil novecientos ochenta y dos”
El año del Mundial de España. El protagonista decide ir a visitar a Mesiano, no lo encuentra en su casa, pero le dan una dirección de la casa de su cuñado.
Pasaron 10 días del día de la bandera, confirmando que la fecha es el 30/6.

Decimoséptimo capítulo: “Seis”
En la casa del cuñado de Mesiano, están por comer asado. La hermana del doctor llama a su hijo, Antonio, pero cuando aparece, el narrador dice que su nombre es Guillermo. Supongo que Mesiano logró que el hijo de la mujer secuestrada fuera adoptado por su hermana, y ese era el nombre que la mujer le había puesto.

Decimoctavo capítulo “Cuatro”
El hijo de la hermana de Mesiano tenía 4 años, definitivamente es el hijo de la mujer.
Aparece por primera vez la esposa del doctor, que pareciera que es autista, o que tiene algún otro problema parecido.

Decimonoveno capítulo: “Seiscientos treinta”
El protagonista se vuelve a su casa, en el auto sintoniza la radio Rivadavia, en la que se discuten las chances de derrotar a Brasil en el Mundial.
En su casa, mientras duerme, sueña con la puta del tic en la boca, que le dice “Matame, soldadito, matame”, que puede representar a las personas desaparecidas acechando los sueños de los que las habían torturado., aunque no me convence mi interpretación.
No pude identificar la razón del nombre del capítulo, hasta que, no sé por qué, se me ocurrió buscar el número de la radio Rivadavia, que es AM 630.


Conclusión: El libro me gustó, aunque no sé si lo recomendaría, ya que algunas escenas pueden resultar un poco fuertes para otra persona, es interesante la descripción de esa época tan terrible desde el punto de vista de un conscripto. La única duda que me dejó el libro es sobre el momento en el que Mesiano entra solo en una escuela, y luego al edificio de Quilmes, de donde sale cargando algo, que el protagonista desconoce. La mejor explicación a la que puedo llegar es que estaba haciendo favores para que le permitan a su hermana adoptar al bebé, pero no estoy convencido


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