¿Guerra?
Elección del libro
Un libro con temática de Guerra de Malvinas llama mi
atención; al leer un texto, generalmente, termino llevándome una historia nueva,
un concepto nuevo sobre algo viejo. Es decir, paso de ver las cosas con un
punto de vista a verlas con dos. Pero, supongo que erróneamente -sino no habrían
estas 255 páginas entre la tapa y la contratapa- creo ya saber dos historias de
la Guerra de Malvinas. Esa que intentaban hacer creer, vamos a llamarla la
historia de “estamos ganando” y esa que creo que pasó. Muertes, injusticia,
gente inexperta enfrentándose a ejércitos profesionales, Tatcher, el hundimiento
del Belgrano.
Los libros de historia, las enciclopedias, no me cuentan
algo muy distinto a lo que me cuenta el entorno convaleciente; entonces, ¿qué
me podría contar Fogwill?
En resumen, creo que lo que me trae a abrir este libro, es
saber si hay algo más que la historia que ya sé. Las historias que ya sé.
Día 1 (sábado 8-11)
Leo la contratapa, la pequeña biografía de Fogwill
revelándose en la solapa. Digamos que todo lo paratextual que me ofrece el
libro.
El sentido de dedicarle una entrada a esto, fue el párrafo
que encontré en la nota del autor.
“Aquella tarde, creo que fue el primer martes de mayo de 1982,
al llegar a casa encontré a mamá y a la empleada que la cuidaba pegadas al
televisor, y mamá me recibió gritando entusiasmada
-¡Hundimos un barco!”
Qué dolor me produce esa ignorancia, no justamente porque sea
la ignorancia lo que duele, sino el momento en el que a esta realidad ya se le
corta el camino, en el que se enrreda esta manipulación de la prensa después de
tantos hilos de mentiras. ¿Qué les pasaría a todos esos televidentes después?
Leerlo fue una mezcla de dolor e ira.
Intenté buscar el significado de “pichi”, creyéndolo como un
especie de prefijo que condimentaba un poco a “ciego”. No encontré nada
interesante, se ve que el título se va a tener que hacer esperar a lo largo del
libro para poder sacar algún indicio.
Comienzo a leer.
El relato empieza un poco confuso, pero me dio a entender el
ambiente. Marqué un párrafo, de vuelta me llevó a pensar en esto que había comentado
de la tele. Cómo se diferencia lo que el personaje creía que era la nieve a lo
molesto y asqueroso que tiene a su lado, su color, su función.
Pareciera un relato que transcurre por medio de voces. La
finita, la dormida. Es como estar a oscuras. Me relaja un poco más, quizás
entonces tenía algo de sentido la confusión del principio.
“Pichicatero”. Apareció por ahí esta palabra. Por las dudas
no la voy a pasar desapercibida. Quiero tener una idea de esto de “pichiciegos”.
Es una lectura bastante ligera, quise volver unas páginas
atrás y me di cuenta que en unos minutos ya leí bastante. Supongo por el
vocabulario, coloquial.
Me confunde un poco la situación de los personajes. Están
encausados a abastecerse de cigarrillos, azúcar, vicios. ¿Y la guerra?
Cómo se notan las pésimas condiciones en las que están y
hasta pareciera que las hojas arrojan un olor disgustante a medida que voy
leyendo.
De nuevo una frase: “dicen que ya están por llegar los rusos”.
Otra vez se asoma un poco la nostalgia.
Pipo Pescador “lo llaman así porque se parecía a un clown de
la televisión que tenía ese apodo”. Definitivamente hay algo con la tele, con
los medios en este relato.
Hice un cuadro con los personajes, ya que son bastantes y se
toman su tiempo para mostrarse. Hice tres hileras. En la primera puse a los
Reyes Magos: el Sargento (x), Viterbo
(x), Pipo Pescador, el Turco, el Ingeniero y Gallo (Viterbo). En la tercera a
todos los personajes que aparecieron hasta entonces, que voy a ir llenando a lo
largo de la lectura (El uruguayo y Luciani), menos a Quiquito, que coloqué en
la segunda. Quizás lo separé porque pareciera el principal. El narrador lo
describe “él”. Solo los demás personajes dejan saber al lector su nombre.
Anoté palabras de su jerga, lista que también iré
completando.
Helados: muertos.
Fríos: heridos.
El lugar: trinchera donde se asientan.
Pichis: integrantes de esta trinchera.
Freno en la página 38.
Día 2 (domingo 9-11)
Empiezo el segundo día de lectura con el capítulo 2.
Otra vez aparece la palabra “pichi”. Es como fue llamada una
mañana de bombardeos. Pero más adelante aparece al fin lo que estaba buscando:
-Pichiciego: “bicho” que vive debajo de la tierra, que no ve
y anda noche. Ahora puedo entender un poco más el título.
A lo largo de la lectura me da la sensación de que no están
en ninguna guerra. Están ahí escondidos, para sobrevivir, pero hasta pareciera
que son ingleses. Intercambian con ellos, no siguen órdenes más que las de
ellos mismos para conseguir azúcar o cigarrillos, o para convivir ahí adentro.
También me sorprende la frialdad con la que se relatan las
explosiones de los cohetes lanzados por los Harrier y me estremece aún más al
saber que es favorecida por los mismos argentinos. Se me hace difícil no verlo
como una traición a la patria. Festejan como festejaría un inglés.
Firmenich, Galtieri, Pinochet, Videla, Isabel. Aunque ya
escuché esos nombres, busqué algún dato que me pudiera interesar para
relacionar con la guerra.
Firmenich, fundador de los montoneros.
Galtieri, uno de los presidentes de facto, diciembre 1981 a
junio 1982; o sea, durante el comienzo de la guerra. También, leí que fue un
gran propulsor de la guerra.
Pinochet, presidente de facto de Chile, que apoyó a Gran
Bretaña durante la Guerra
Isabel, quien fue derrocada para que se instalara en el
poder Videla
Paro en la página 90.
Día 3 (tarde del miércoles 12-11)
Voy a hacer el intento de leer y anotar en el colectivo y en
el subte, ya que voy a estar viajando todo el día. Hasta ahora leí en mi cama.
Sigo llenado el cuadro con los personajes que hice. Agregué
al marino, a Nuñez, a García, al puntano. Antes había agregado a Galtieri, a
Manzi y al marino. Les puse una cruz a los que están muertos, como a estos tres
últimos.
De repente me sorprendió enterarme que el narrador es un
personaje del relato. No entiendo si es uno de los pichiciegos. Sería lo
lógico, pero tuvo un diálogo fuera de contexto con “él”.
Paro en la ágina 126.
Día 3 (a la noche)
Dorio, Diéguez, Manuel, Acevedo. Se añaden más personajes al
cuadro. De vuelta aparece el personaje como narrador, y de nuevo, su límite es
una charla con Quiquito. Otra vez como fuera del contexto esa charla, o sea que
es después de la guerra.
Él le cuenta todo lo que han vivido y el narrador anota
todo.
Tuve que rehacer el cuadro, porque ahora aparecen Rubione,
Pipo y Garcia como los “segundos”. Cambiaron los roles, porque Pipo era uno de
los Reyes. Y se ve una nueva subdivisión.
La novela demostró no ser lineal, porque ahora cuenta un
suceso previo a la llegada de Rubione.
Es extraño, estoy leyendo de la nada un texto dentro de otro
texto. Hace un rato estaba en las islas, y ahora escuchando el diálogo de un
personaje de un cuento de Quiroga que está contándole el anotador, el narrador,
a él.
Paro en página 164
Día 4 (jueves 13-11)
Quizás es irrelevante, pero me llamó la atención el uso del
término “calentar”, refiriéndose a lo que les gusta hacer “cómo te calienta
anotar”. Se adecuaría más, supongo, a lo que da vida, si “helados” son los
muertos.
Muchas veces en el relato se me hace difícil entender quién
habla, me siento a oscuras como ellos. Es como si leer fuera lo que es
escucharse entre los pichiciegos.
Paro en la página 203
Día 5 (viernes 14-11)
Me llamó la atención otra vez la aparición de los animales,
como humanos.
Pichiciegos, su apodo. Ovejas, que comparan su muerte con la
de ellos, algunos las usan para aparearse. Ahora una culebra “se mueve lento
por arriba, pero por debajo de la tierra acelera”, que pareciera querer ser
comparada con los personajes, “reacciona ante la alarma, a la carne en
conserva, a la lumbre del cigarrilo y las salchichas”, “No reacciona ante la
luz”.
Finalicé el libro.
Puedo decir que me dejó una incertidumbre general.
Supongo que algún día voy a volver a leerlo, más de una vez
quizás. Para salir de la guerra, porque creo que hay mucho más que una guerra
entre estas hojas. Aparecen en el relato la dictadura, los vuelos de la muerte,
insultos a argentinos, insultos a ingleses. Hubo varias cosas que me llamaron
la atención durante la novela que olvidé escribir. Honestamente no me dieron
muchas ganas de escribir durante la lectura, era incómodo.
Generalmente leyendo una novela me dan ganas de parar a
mí, pero este libro creo que lo hubiera podido leer de corrido.
Puede ser algo ridículo, pero ahora finalizado el libro, acá
al lado, lo veo como a una persona con cara de enojada, neutral, sin pretensiones,
pero sin presentar queja a dejarse leer.
Es un dato menor, pero en una parte de la novela, se nombra
al encuentro sexual entre un británico y uno de los pichiciegos. Eso me hizo
pensar inmediatamente en una prisión. Encontré en internet una entrevista a Fogwill, que en su cabeza durante la
escritura de la novela pasaba gran parte de una vivencia en prisión que tuvo.
Creo que necesitaría leerlo varias veces para poder
hablar de él. Sí se que me gustó Fogwill, me interesó la entrevista
que leí. Veré si hay otro libro de él que me llame la atención para leer.
Respecto a la duda de qué historia me iba a contar si yo ya
sabía dos, puedo decir que era una historia que no tiene que ver con la guerra.
Quizás la guerra es solamente algo histórico. Pero me gustaría interpretarlo de
alguna forma no vinculada a la guerra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario