martes, 24 de septiembre de 2013

Minicuentos - Camilo Santella

Harapiento
Sus ojos ya no lo veían,  piensa sentado sobre el cordón de la vereda melancólico.  Un andrajo o tal vez más, la delgada línea. No había nadie más que él, nada le importaba excepto ella. Sabe que ya nunca volverá a ser lo que era o lo que era nunca volverá a ser. Eran sus propios ojos los que ya no veían.


Crédulo

Sale desde la palma de una mano y ya no hay vuelta atrás. Gira como un trébol de cuatro hojas y destruye como un torbellino de espejos rotos.  Tiene seis caras, blancas y negras, pero solo una te mirará de frente. Conoces cada una de ellas, al enfrentarse dicen siete, sabes que nada podrás hacer al respecto. Dejó de girar y detrás de un punto oscilaba la muerte.

No hay comentarios:

Publicar un comentario