Leí cada autoevaluación con detenimiento y conmoción intelectual y afectiva. Mi cabeza aún procesa toda la información que me han dado para mejorar mi práctica; pues leerlos ha sido un acto de aprendizaje potente, en el que los errores son oportunidad y desafío.
Cada uno tendrá su devolución pero necesito que me esperen. Entrego notas, planillas, libretas y acá estaré de vuelta, un ratito más con cada uno.
Gracias por la sinceridad, el tiempo, la generosa paciencia que me han tenido.
Los quiero y los veo en la fiesta de cierre.
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